En salud corporativa, cada desvío en el canal de atención cuesta: tiempo, dinero y confianza. Enviar un caso leve a urgencias satura; retener un caso de riesgo en virtual pone en juego seguridad. La solución no es “más telemedicina” o “más presencial”, sino ruteo inteligente: decidir el canal correcto en segundos con reglas simples.